Pablo enseña en la epístola a los Corintios que debe haber abundancia de dones en una iglesia. Cuantos más dones haya, habrá más edificación. La abundancia de dones es igual a la abundancia de edificación.
Una iglesia nunca se debería conformar con un bajo nivel de los dones del Espíritu. La Palabra nos enseña que debemos celar ardientemente los dones del Espíritu.
Una actitud indiferente y la ignorancia pueden tener consecuencias fatales para el crecimiento espiritual de una iglesia. Por eso Pablo inicia su discurso sobre el tema con estas palabras: "No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales." (1ªCor.12:1)
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