Un hombre paralítico. Un padre desesperado. Una mujer escondiendo un secreto. Cada uno se acerca a Jesús con fe. Discípulos temerosos durante una violenta tempestad. Un hombre rico pregunta cómo llegar al cielo. Cada uno confiando en Jesús para que les dé una respuesta. ¿No hacemos lo mismo? Esperamos. Confiamos. Nos aferramos a nuestra fe y esperamos una respuesta, esperamos sanidad. “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”, pregunta Jesús en el libro de Marcos. Solo hay una respuesta: “Tú eres el Cristo”. Cada sanidad física y espiritual realizada; cada tempestad calmada; cada respuesta dada y cada parábola enseñada es un recordatorio estruendoso: “Tú eres el Cristo”.
La serie ESTUDIOS BÍBLICOS PARA CÉLULAS POR MAX LUCADO trae a la vida al Nuevo Testamento en 12 lecciones llenas de intrigantes preguntas, historias inspiradoras, reflexiones profundas y espacio para llevar un diario. Estas características la convierten en una de las series de guías de estudio de más éxito de ventas para usarse en gr upos celulares, grupos de estudio bíblico e individuos. Busque los otros libros de esta serie.
Max Lucado es el pastor principal de la iglesia Oak Hills en San Antonio, Texas. Está casado con Denalyn y son padres de Jenna, Andrea y Sara. Es autor de múltiples libros de gran éxito de ventas y es el autor inspirador más destacado de los Estados Unidos.
Lección 1 Compasión
Lección 2 Sanidad y perdón
Lección 3 Respondiendo a la Palabra de Dios
Lección 4 Fe a través de las pruebas
Lección 5 Dé un paso de fe
Lección 6 Poniendo a prueba la fe
Lección 7 La verdad de Dios frente a la tradición
Lección 8 Verdadero discipulado
Lección 9 Fe para vencer
Lección 10 Salvación por medio de la fe
Lección 11 El mandamiento más grande
Lección 12 Adoración
Introducción al libro de Marcos
El drama del Evangelio de Marcos llega a su clímax en Cesarea de Filipo. La ciudad es una meca religiosa. Se puede encontrar aquí a todas las religiones importantes. El paisaje está lleno de templos. Los sacerdotes caminan por las calles con paso enérgico.
Jesús y sus seguidores están aquí. ¿Por qué? Si Jesús predicó un sermón, no fue registrado. Si hizo un milagro, no tenemos conocimiento de ello. Por lo que sabemos, todo lo que hizo fue formular dos preguntas.
La primera: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.
Los discípulos responden rápidamente. Oyeron el parloteo. “Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los profetas”.
Buenas respuestas. Respuestas verdaderas, pero equivocadas.
Jesús luego gira hacia ellos y les hace la pregunta. La pregunta. “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”.
Él no pregunta: “¿Qué les parece lo que he hecho?”. Pregunta: “¿Quién dicen que soy yo?”.
Él no pregunta: “¿Quién creían ustedes que yo era cuando las multitudes eran inmensas y muchos los milagros?”. Pregunta: “¿Quién creen que soy yo? Aquí, teniendo a la religión de fondo. Yo, un itinerante sin dinero rodeado de templos ricos. ¿Quién dicen ustedes que soy yo?”.
Él no pregunta; “¿Quién creen sus amigos… Quién creen sus padres… Quién creen sus compañeros?”. En cambio, plantea una pregunta personal sorprendente: “¿Quién creen ustedes que soy yo?”.
Los discípulos no son muy rápidos para contestar. Uno esquiva la mirada. Otro arrastra los pies. Un tercero aclara su voz. Pero Pedro levanta la cabeza. La levanta, mira al Nazareno y pronuncia las palabras que el cielo había esperado con tantas ansias escuchar. “Tú eres el Cristo”.
A usted le han hecho preguntas importantes en la vida:
¿Te quieres casar conmigo?
¿Le interesaría que lo trasladasen a otra ciudad?
¿Qué pensarías si te digo que estoy embarazada?
A usted le han hecho preguntas importantes. Pero la mayor de todas es un hormiguero comparada con el monte Everest en el capítulo ocho de Marcos. ¿Quién dice usted que soy yo?
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