En 2 Tesalonicenses nunca estamos muy lejos del final de la historia de este mundo.
Sin duda, la segunda epístola a los tesalonicenses fue escrita por el apóstol Pablo poco después de la primera. Es razonable suponer que los mismos hermanos que llevaron a Tesalónica la primera carta volvieron luego a Pablo, trayéndole saludos de parte de los tesalonicenses e informándole acerca de su progreso espiritual. En cualquier caso, es obvio que el apóstol recibió de alguna fuente noticias acerca de la iglesia y, aunque en general estas eran muy positivas, se enteró de ciertas situaciones que lo motivaron a escribir rápidamente una segunda carta.
Parece ser que existían todavía entre los tesalonicenses muchas confusiones acerca de las "últimas cosas". En su primera epístola, Pablo ya había abordado el tema, pero ahora la situación parece haber empeorado.
Así pues, en 2 Tesalonicenses nunca estamos muy lejos del final de la historia de este mundo. La vivencia del presente es contemplada siempre a la luz de las cosas que han de venir.
Las diferencias entre las dos cartas se ven en que la segunda, en cuanto a sus enseñanzas doctrinales, sirve para corregir ciertos malentendidos escatológicos causados por la interpretación incorrecta de la primera, mientras que, en cuanto a exigencias éticas, la segunda es más enfática y "severa".
0
0 opiniones