El libro de Esdras no es el texto bíblico más estudiado y amado. Al contrario, para muchos es un libro desconocido. Mientras que Nehemías es el héroe de estudios y libros sobre liderazgo, su amigo y contemporáneo Esdras es ignorado.
No cabe duda de que el libro de Esdras es un texto poco accesible, con un protagonista cuyo carácter no refleja las virtudes más apreciadas en la actualidad. Esdras era sacerdote y nosotros vivimos en un mundo que concede poca importancia al clero. Era algo introvertido y propenso al desánimo, mientras que los héroes de nuestra generación son hombres de acción, seguros de sí mismos, que nunca se encerrarían en su habitación para llorar como él hizo. Esdras tenía firmes convicciones que la sociedad permisiva en la que vivimos tomaría por intransigentes.
El libro de Esdras cubre un período que va desde el reinado de Ciro hasta el de Artajerjes, casi noventa años. Dentro de este período, caen algunas de las partes del libro de Daniel y la totalidad de los libros de Nehemías, Ester, Hageo, Zacarías y Malaquías. El estudio de Esdras nos obliga a adentrarnos en estos otros libros. La lectura de los profetas no es comprensible sin el trasfondo histórico de Esdras; pero la lectura de Esdras es superficial si los hechos históricos narrados en él no están iluminados por el mensaje espiritual de los profetas.
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