El mayor problema de nuestra sociedad es el de la "soledad de la multitudes".No estamos solos físicamente, por el contrario, vivimos rodeados de gente; pero no tenemos ni tiempo ni interés en entablar con los que nos rodean una relación humana amistosa.
La soledad del hombre está ligada al miedo. Los seres humanos viven en nuestra cultura occidental, cada vez más solos y con más miedo. Así el miedo engendra la soledad y la soledad engendra miedo. Para curar al mundo es necesario dar a los hombres una respuesta a estos males y restaurar en ellos el sentimiento de la comunidad.
Solo la Iglesia puede responder a la inmensa sed de comunidad que atormenta al mundo de hoy. Solamente Cristo puede transformar nuestra soledad y miedo en una experiencia positiva y refrescante.
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